miércoles, 6 de agosto de 2008

El 8° mandamiento

El Octavo Mandamiento
"No robarás."
Aquí el Señor prohibe apropiarse de lo que es de otro. Los tipos de robo son muy variados: el hurto, los asaltos; el sacrilegio; (apropiación o uso desaprensivo de los objetos sagrados, el soborno; la tunantería; (cuando se cobra por un trabajo que no se cumple el cobro injusto a los necesitados aprovechando sus desgracias y cualquier apropiación de los ajeno por medio del engaño. No es otra cosa que robo, cuando alguien esquiva el pago de sus deudas, oculta lo hallado, mide o pesa de menos al efectuar una venta, retiene el jornal del obrero, etc.
El hombre es incitado a robar por pasión a los placeres y los bienes materiales. Como contrapeso de la avaricia, la fe cristiana nos enseña a ser desinteresados, trabajadores y misericordiosos: "El que hurtaba, ya no hurte; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de dónde dar al que padeciere necesidad" (Ef. 4:28). Una gran virtud cristiana es el desprendimiento y la renuncia a cualquier propiedad y es lo que se recomienda a los que buscan la perfección. Dijo el Señor al joven rico: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo" (Mt. 19:21). Este ideal evangélico fue seguido por muchos santos como, por ejemplo, San Antonio Magno, San Pablo de Tebas, San Nicolás el Taumaturgo, San Sergio de Radonesh, San Serafín de Sarov, Santa Xenia de Petersburgo y muchos otros. El monacato se pone por meta la renuncia total a la propiedad privada y al confort de la vida familiar.
escrivanos su pedido de oracion a ministeriomundialunidosencristo@hotmail.com

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