viernes, 29 de agosto de 2008

EL MINISTERIO INDIVIDUAL

El ministerio individual
Trasfondo Bíblico: Romanos 12:4-8; Efesios 4:1-13
Verdad central: Todo creyente tiene un lugar de ministerio en la iglesia.
Texto áureo: Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor (Efesios 4:1,2).
Objetivo: Comprender el concepto del ministerio dentro del Cuerpo de Cristo, y encontrar maneras de edificar y servir a otros.
Bosquejo
I. Busque la unidad espiritual
A. Nuestro llamado especial
B. Actitudes para la unidad
C. La unidad del Espíritu
II. Busque edificar a otros
A. Cristo da dones
B. Dones para servir
III. Ministre a otros creyentes
A. Los principios
B. La práctica
Comentario Bíblico
I. Busque la unidad espiritual (Efesios 4:1-6)
A. Nuestro llamado especial
Dios tiene un plan, un llamado especial para cada cristiano. Pablo usó su propia experiencia como un ejemplo de cómo el llamado de Dios penetra cada área de la vida del creyente. Afirmó que su encarcelamiento en una prisión romana no fue un caso de mala suerte ni un error de Dios. Aun esto era parte del llamado dé Dios; Pablo realmente era "prisionero del Señor".
Cada creyente tiene un papel que desarrollar en el plan eterno de Dios. La vida del cristiano no es una serie de accidentes o coincidencias, más bien, es una respuesta positiva al llamado de Dios.
Dios llama a los creyentes no sólo a hacerse sus hijos sino también a andar "como es digno de la vocación con que fuisteis llamados." Lo que Dios espera de sus hijos incluye el carácter personal de ellos así como sus relaciones con otros y sus actividades diarias.
B. Actitudes para la unidad
El libro de Efesios usa muchas palabras en sentido figurado para ilustrar la relación del creyente con Dios y sus hermanos en la fe. Algunas de éstas son: hijos (1:5), cuerpo (1:23), conciudadanos (2:19), familia (2:19), y templo (2:21). ¿Qué dice cada una de estas palabras acerca de nuestras relaciones con otros cristianos? Estas palabras ayudan a describir la unidad que Dios desea para la Iglesia. El llama a los cristianos sus "hijos" y miembros de su "familia", términos que implican imágenes familiares. La Iglesia es un "cuerpo" del cual cada uno de nosotros es un miembro importante. Los creyentes también son "conciudadanos" del cielo y un "templo santo en el Señor".
Note las características personales dadas en el versículo 2 que se necesitan para "guardar la unidad del Espíritu" (Efesios 4:3).
Las dos ideas de "humildad" y "mansedumbre" señalan a una actitud de consideración por otros. En los escritos académicos del griego secular, la palabra que Pablo usó para humildad significaba tener una pobre imagen de sí mismo, y una tendencia a presentarse delante de otros como un insignificante. Los escritores bíblicos fueron inspirados a utilizar el concepto de la humildad en forma positiva. La verdadera humildad consiste en reconocer lo mucho que dependemos de Dios y estar dispuestos a sufrir inconvenientes por el bienestar de otros.
La persona que es mansa muestra moderación; evita los extremos. Incluye la idea de ejercer dominio propio. Todos podemos pensar en ocasiones cuando nuestra falta de dominio propio causó cierta fricción en algunas relaciones. El cristiano manso es una persona que está bajo el control de Dios.
El versículo 2 dice "soportándoos con paciencia". La aplicación de esto significa tener paciencia con otras personas: teniendo paciencia "los unos a los otros en amor". Al reconocer nuestras faltas, no debemos darle rienda suelta a la irritación o frustración con las faltas de otros.
Aunque la palabra "amor" está conectada a "soportándoos con paciencia," ya hemos visto que Pablo les explicó a los creyentes efesios en detalle la idea del alcance del amor de Dios. Cuando respondemos a su amor por nosotros, aprendemos a amar a otros de ^manera realmente desinteresada.
C. La unidad del Espíritu
Pregunta: ¿Es posible desarrollar las características que Pablo enumera, sólo con esforzarnos más?
El versículo 3 enseña que la meta del creyente es mantener la unidad, pero es la unidad del Espíritu. El creyente debe esforzarse mucho para vivir para Dios y para otros, pero la actividad del Espíritu en su vida será la clave para el éxito de tales esfuerzos. En los versículos 4-6, se menciona a cada persona de la Trinidad, lo cual muestra la cooperación de la Trinidad en dar vida espiritual a la Iglesia.
El versículo 4 continúa considerando al Espíritu. Reafirma la verdad del versículo 3. El Espíritu Santo hace que los creyentes en todo el mundo sean un solo Cuerpo. En 1 Corintios 12:13 Pablo escribió del vínculo que el poder del Espíritu crea entre personas de distintas razas.
El versículo 5 aborda a Cristo. El es el "un Señor" de la Iglesia. Su sacrificio ha hecho posible la reconciliación entre los pecadores y un Dios santo. La mención de "una fe" y "un bautismo" bien pueden ser reafirmaciones del papel que Cristo desempeña cuando nos presentamos delante de Dios. Ponemos nuestra fe en su identidad como el Hijo de Dios y nuestro Redentor. Hacemos una confesión de fe pública mediante el bautismo en agua.
Pablo pareció llegar a un énfasis máximo en el versículo 6. Pablo les dijo a los efesios que Dios el Padre es "sobre todos, y por todos, y en todos". Podían ver más allá de sus dificultades personales y verse ligados a un Dios más grande que el universo y tan perdurable como la eternidad.
II. Busque edificar a otros (Efesios 4:11,12 A. Cristo da dones)
Pregunta: Al leer Efesios 4:1-13 ¿qué aparente división se ve entre los versículos 1-6 y 7-13?
El ejemplo de la unidad cristiana que se encuentra en Efesios 4:1-6 señala una y otra vez a un cuerpo de creyentes. Pero este cuerpo está compuesto de individuos, y Dios valora las cualidades especiales de cada creyente. Cuando nos identificamos con el Cuerpo de Cristo, usamos las características personales que Dios creó en nosotros para su gloria. Como creyentes. Dios también nos da dones especiales que van más allá de los talentos con los que nacemos. Efesios 4:7-13 mira más de cerca la función personal que el individuo tiene dentro del Cuerpo.
En los versículos 7-10 vemos que Cristo obra en los creyentes capacitándolos para el ministerio. Mientras los teólogos debaten la naturaleza exacta de los movimientos de Cristo descritos en estos versículos, el punto clave es que El "dio dones". Jesús no sólo murió para que la humanidad fuera salva, sino también para que los que vienen a Dios por medio de El sean capacitados para un servicio especial.
B. Dones para servir
Pregunta: ¿Cómo define la mayoría de la gente el término 'ministro'?
Entre los que conocen bien el vocabulario que usan los cristianos, la palabra "ministro" generalmente representa a un pastor, evangelista, misionero o alguien más a quien se le paga un salario por el trabajo que desempeña en la iglesia. El Nuevo Testamento no les atribuye el término "ministro" sólo a personas que pertenecen al clero. Puede aplicarse a cada creyente.
En el versículo 7 Pablo enfatizó que "a cada uno de nosotros fue dada la gracia". Cuando Pablo mencionó dones específicos de ministerio en el versículo 11, no hizo una lista completa. El dio ejemplos de posiciones de liderazgo espiritual dentro de la Iglesia. Otras listas que Pablo incluye en sus escritos son más completas, y se considerarán más de cerca en la lección de la próxima semana.
Los versículos 12 y 13 son el enfoque aquí. Sea cual sea el don que un creyente ejerce, el propósito fundamental va a ser el mismo. El Cuerpo de Cristo está moviéndose hacia un estado de perfección. La meta es que la Iglesia sea perfecta así como Cristo es perfecto. Cada don de servicio es dado por Dios para promover el desarrollo del Cuerpo.
Dios ha llamado a sus hijos no sólo para estar unidos, sino también para que trabajen unidos hacia una misma meta. Cada creyente es responsable de cumplir una parte dentro de la "obra del ministerio".
III. Ministre o otros creyentes (Romanos 12:4-8)
A. Los principios
El versículo 3 de Romanos 12 realmente da comienzo al pensamiento de los versículos 4-8. Pablo habló de la actitud que cada creyente debe tener hacia sí mismo. Nadie debe tener "más alto concepto de sí que el que debe tener". En Efesios 4:2, vemos un llamado a la humildad y a la mansedumbre. También se menciona "la medida de fe que Dios repartió a cada uno". Un comentarista dijo que esta fe es simplemente el poder que Dios reparte para que se lleve algo a cabo. Los versículos 4-8 amplían estas verdades, y se vuelve evidente que Dios le atribuye mucho valor a cada creyente y a lo que El puede lograr a través de él o ella.
Cada creyente tiene un lugar de ministerio dentro de la Iglesia. Pablo usó la analogía del cuerpo humano para mostrar la diversidad dentro del Cuerpo de Cristo (w. 4,5). Aunque las diversas partes del cuerpo tienen funciones diferentes, todas son parte del mismo cuerpo y se necesitan mutuamente.
Pregunta: Este énfasis sobre el lugar especial que cada creyente tiene dentro de la Iglesia ¿significa que hay sólo una posición de servicio que él o ella puede llenar?
Los cristianos pueden preocuparse mucho por saber cuál es la función específica que Dios quiere que cumplan en el Cuerpo de Cristo. Se aplican tan seriamente el ejemplo de Pablo del cuerpo humano que peligran de limitar su función en el Cuerpo de Cristo. Una mejor manera de aplicar esta verdad es estar dispuesto a servir en cualquier capacidad en cualquier momento, reconociendo que Dios todavía puede usarlo como individuo para ejercer ese don especial. Dios es soberano;
El elige usar al creyente de diversas maneras.
B. La práctica
Hay que recordar este principio al ver los diversos dones mencionados en los versículos 7 y 8. Aunque Pablo escribió de diferentes creyentes usando diferentes dones, ningún creyente debe pensar que sólo uno de estos dones es para él o ella.
Después que Pablo presentó la analogía del cuerpo para enfatizar que cada creyente tiene un ministerio especial dentro de la Iglesia, presentó varios principios para cumplir con esas funciones. A pesar de que se nombran sólo algunos dones, cualquier don que el creyente ejerce en cualquier momento dado puede formar parte de estos principios.
En primer lugar, Pablo enfatizó que la capacidad de cada persona para ministrar viene por la gracia de Dios. Estos dones no se ganan, sino se ofrecen gratuitamente a cada creyente.
Pregunta: ¿Cómo debemos ver nuestros dones y los dones de otros, sabiendo que se originan en la gracia de Dios?
A los ojos de Dios, ninguna persona es más importante que otra simplemente porque los dones que ejerce en su ministerio parecen ser más sensacionales. Los dones se imparten según las necesidades del Cuerpo y para la gloria de Dios.
Pablo siguió presentando ejemplos de varios ministerios que los creyentes podrían desempeñar; funciones que los cristianos podrían cumplir de acuerdo con sus habilidades y oportunidades. Además señaló que no es suficiente desempeñar la función correcta; también debe hacerse de la manera correcta.
Los profetas deben profetizar, dijo Pablo, de acuerdo con la "medida de fe". Mientras que el apóstol habló de esta manera del don de profecía, aparentemente los dones mencionados en el resto del versículo también estarían sujetos a la misma norma. Esta "medida de fe" probablemente puede comprenderse de la misma manera que "a la medida de fe" en el versículo 3. El creyente debe ejercer el don en el poder que procede del Señor.
Los dos dones mencionados en el versículo 7 están agrupados con instrucciones adicionales. El dar debe hacerse con sencillez, refiriéndose al motivo del dador. Este no debe esperar honor o recompensa por su generosidad. El que administra debe hacerlo con diligencia, es decir, con eficiencia y sin excusas. El que muestra misericordia y trae alivio a alguien, debe hacerlo con alegría. Parece razonable esperar estas cualidades cuando se ejerce cualquier don espiritual.
Aplicación
Uno de los grandes beneficios de la salvación es el gozo de pertenecer a la familia de Dios, la Iglesia. Ninguna otra relación en la tierra es tal como ésta. Dentro del contexto de la familia de Dios encontramos instrucción, consejo, fortaleza, ánimo y amor. Disfrutamos de tiempos de bendición en la alabanza y el compañerismo. Cuando sufrimos, podemos recibir el respaldo cariñoso que necesitamos. Cuando nos regocijamos, hay con quien podemos compartir ese gozo.
Sin embargo, hay responsabilidades importantes en el Cuerpo de Cristo. Para que un Cuerpo pueda funcionar, debemos estar dispuestos a hacer nuestra parte. Así como necesitamos a otros, ellos también nos necesitan a nosotros. Un organismo vivo no es más fuerte que los miembros que lo forman. En este mundo los que somos miembros del Cuerpo de Cristo somos sus manos, sus pies y su voz.
Cristo no estableció la Iglesia para que fuera un club social o una asociación estudiantil espiritual, sino para ser el medio único por el cual su pueblo pueda recibir exhortación, edificación y madurez en la fe. La participación activa en su Cuerpo por cada creyente es importante no sólo para nuestro bienestar espiritual, sino para el de muchos otros. Cada uno de nosotros tiene un lugar que ocupar. No tiene que ser una posición espectacular para ser importante. Hay una grande satisfacción cuando alguien hace lo que fue creado para hacer. Anime a sus alumnos a preguntarse a sí mismos, ¿Reconozco los dones y habilidades que Dios me ha dado? ¿Qué pasos debo tomar para cumplir con el propósito de Dios para mi vida?

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domingo, 24 de agosto de 2008

EL MINISTERIO DE LA RECONSILIACION

Fondo Bíblico: 2 Corintios 5:1-21.
Verdad Central: Después que el creyente ha experimentado la gracia de Dios se le otorga el ministerio de la reconciliación.
Texto Áureo: Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. 2 Corintios 5:18
Objetivos del aprendizaje
1. Entender la naturaleza del cuerpo glorificado que Dios ha preparado para los creyentes.
2. Reconocer que solamente las cosas que han sido hechas por el Señor son eternas.
3. Descubrir la verdad de que Dios puede y quiere obra de nosotros en la reconciliación de los hombres con su Dios.
4. Descubrir la fuerza sobrenatural que debe motivar y orientar la vida y el ministerio de cada creyente.
Bosquejo general
I. Confianza absoluta en Cristo
A. Un mejor cuerpo
B. El tribunal de Cristo
II. El amor de Cristo constriñe al creyente
A. Un orgullo razonable
B. El amor de Cristo
III. Embajadores de reconciliación
A. Una creación nueva
B. El ministerio de la reconciliación
Introducción
El apóstol Pablo no tenía ninguna incertidumbre acerca del futuro. Él abrigaba una esperanza firme y eterna. Tampoco tenía dudas con relación al evangelio. El propósito de Dios en el evangelio era restaurar todo lo que la humanidad había perdido r la caída de Adán en el huerto del— Edén.
El evangelio nos enseña que por cuanto Jesús murió en la cruz del Calvario y pagó con su vida el precio de nuestra redención, nosotros disfrutaremos la restauración de lo que el hombre perdió, y mucho más. Como hijos de Dios, redimidos por la sangre de Cristo, nosotros disfrutamos ahora de una comunión con Dios más profunda que la que experimentó Adán antes de su caída, cuando caminaba con Dios en el huerto en el frescor del día.
La gracia de Dios, su favor inmerecido, es tan grande que aun nos proporcionará un mejor cuerpo que el de Adán antes de la caída. Cuando Cristo venga, nuestro cuerpo será resucitado y transformado para levantarnos e ir a encontrarnos con el Señor. Nuestro cuerpo será inmortal, incorruptible, para nunca más ser destruido por la muerte o la descomposición.
De la misma manera que Abraham esperaba una ciudad con fundamento, nosotros esperamos la llegada de la Nueva Jerusalén. Ese lugar que Dios ha preparado para nosotros es un mejor sido para vivir por la eternidad que el huerto en que vivió Adán. Lo que la gracia de Dios proporciona
Exposición Bíblica
I Confianza absoluta en Cristo (2 Corintios 5:1-10)
A. Un mejor cuerpo,
Después de hacer hincapié en que todas nuestras circunstancias presentes y visibles son temporales y pasajeras, Pablo hace mención de algo que constantemente manifiesta debilidad, dolor y muchas limitaciones: nuestro cuerpo presente.
Pregunta: ¿Por qué razón el apóstol se refiere al cuerpo humano aquí como un tabernáculo?
El cuerpo es solamente una habitación temporal de la personalidad humana. Dios ha preparado algo mejor para los creyentes. Él ha preparado un cuerpo nuevo, completamente distinto del que fue creado en el huerto. Nuestro nuevo cuerpo, a diferencia del actual, será eterno e incorruptible, y nunca será contaminado por el pecado, la corrupción ni la muerte. Será un cuerpo hecho para vivir en gloria por la eternidad.
Enseñanza práctica
Cuando nosotros hablamos de una casa inmediatamente pensamos en un edificio construido sobre fuertes cimientos hundidos a cierta profundidad en la tierra y sustentado por columnas y paredes de madera o concreto. En cambio, los orientales cuando hablaban de casa o morada solamente podían pensar en tiendas o tabernáculos levantados en ciertos sitios en el desierto, sobre la arena y sostenidos por cuerdas atadas a estacas. La ocupación más común en el oriente era el cuidado de rebaños. Para esto las familias iban de un lugar a otro cuidando su ganado por donde hubiera pasto. De ahí que su morada era temporal. Debido a esta movilización constante, la tienda o el tabernáculo que se usaba para vivienda se convirtió en un símbolo muy adecuado de la fragilidad y brevedad de la vida humana (Isaías 88:12).
Pregunta: ¿Por qué gemía el apóstol Pablo?
Es muy probable que sus sufrimientos y los males que aquejaban su cuerpo hacían que él gimiera y deseara ser revestido "de aquella nuestra habitación celestial" (versículo 2) y recibir su cuerpo transformado (1 Corintios 15:51, 52; Romanos 8:20-28).
Pablo no daba la impresión de estar deseando que la muerte destruyera su cuerpo presente. Él más bien tenía la esperanza de no ser despojado del mismo, sino tener la dicha de ser revestido del cuerpo celestial con el cual vestirá Dios a todos los que son suyos a la venida de su Hijo. En otras palabras, a Pablo le hubiera gustado seguir viviendo hasta el momento del rapto de la iglesia. En realidad esta experiencia de no morir sino ser transformados para ir a encontrarse con el Señor en el aire será maravillosa para los que todavía estén viviendo en el cuerpo.
Por lo tanto, nos parece que Pablo estaba en contra de esa idea de que Dios liberaría al espíritu del cuerpo para que aquél quedara desnudo. Lo que él creía era que Dios nos ha creado en tal forma que necesitemos de un cuerpo para la plena expresión de nuestro ser. Por eso es que a los que hayan muerto se les dará cuerpos glorificados, y a los que estén vivos se les transformará permitiendo que el nuevo cuerpo, el celestial, absorba al terrenal.
Pregunta: ¿Qué garantía nos ha dado Dios para asegurarnos que tiene todo esto preparado para nosotros?
Él nos ha dado la plenitud pentecostal del Espíritu Santo, no sólo en el derramamiento inicial a la hora del bautismo de acuerdo con lo que leemos en Hechos 2:4, sino también a través de una vida llena del Espíritu con la manifestación de su poder y sus dones. La Biblia se refiere a este hecho como "las arras del Espíritu", o un anticipo de las bendiciones que habremos disfrutar a plenitud en la vida venidera. En Romanos 8:23 se le llama "primicias del Espíritu", porque nos es dada esta plenitud espiritual mientras esperamos la adopción (la entrada final a participar de nuestros privilegios y la herencia que nos corresponden como hijos de Dios), dentro de lo cual está incluida la redención de nuestro cuerpo a la venida del Señor Jesús. (Compárese esto con 1 Juan 3:2 y Romanos 8:11.)
Pregunta: ¿Tenía Pablo alguna seguridad de que viviría en este mundo hasta el momento de la resurrección de las cristianas o el rapto de la iglesia?
Él deseaba que llegara ese día. Mientras permanecía en el cuerpo físico se encontraba ausente del Señor en el sentido de que no podía ver a Jesús con sus ojos materiales. Como el resto de los cristianos, Pablo vivía por fe, no por vista. Es cierto que se mantenía en contacto con el Señor, pero al mismo tiempo se sentía como si estuviese en un país extraño.
Pregunta ¿Qué efecto tuvo en la vida y ministerio de Pablo este intenso deseo que él sentía de estar presente con el Señor?
Esto le ayudaba a tener confianza en el Señor y sentir valor al enfrentarse a la oposición de arte de los enemigos del evangelio. & sabía que eran muchos los que deseaban matarlo. Pero nada de esto podía asustarlo o hacerlo desistir de su intensa tarea de proclamar el mensaje del evangelio. Parte del valor con el que actuaba provenía del hecho de que él hubiera preferido partir de este cuerpo para estar delante del Señor.
¡Qué actitud más maravillosa la de Pablo! A él realmente no le importaba ya seguir viviendo o morir. Todo lo que le interesaba era ser verdaderamente agradable a su Maestro y Señor. Ya él les había escrito a los filipenses en los siguientes términos: "En nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque .para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia" (Filipenses 1:20, 21). Eso quería decir que si la vida significa Cristo, la muerte sólo puede significar el ganar más de Cristo.
B. El tribunal de Cristo
Pregunta: ¿Qué más le daba a Pablo el incentivo de vivir solamente para agradar al Señor?
Él sabía que se aproximaba el día en que tal grado de fidelidad recibiría la debida recompensa, porque todos los cristianos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo.
Pregunta: ¿Sentía temor el apóstol Pablo por el hecho de tener que comparecer ante el tribunal de Cristo?
La Biblia enseña que el juicio por los dos de los que han creído en Jesús fue ejecutado en la cruz del Calvario y que toda ofensa ha quedado totalmente perdonada y olvidada por parte de Dios. Por lo tanto, este tribunal de Cristo al que se refiere el apóstol aquí no puede ser otra cosa que el momento en el cual el Señor dará la recompensa merecida a cada uno de los cristianos. Por eso él vivía deseando que llegara ese momento. En las Escrituras también encontramos indicaciones claras de que el tribunal de Cristo se reunirá antes del milenio, mientras que el juicio del gran trono blanco, el cual se desarrollará para determinar el castigo de los malvados no se realizará sino hasta después de que los mil años del glorioso remo de Cristo se hayan cumplido (Apocalipsis 20:5, 11).
II. El amor de Cristo constriñe al creyente (2 Corintios 5:11-15)
A. Un orgullo razonable
Pregunta: ¿Era el temor el motivo principal de Pablo para la predicación del evangelio?
La expresión "el temor del Señor" puede entenderse aquí de dos maneras. Por una parte bien puede referirse al hecho de que Pablo luchaba por persuadir a los hombres para que creyeran en el evangelio, en vista de la proximidad del juicio de los creyentes en el cual se repartirán las recompensas a los que hubieran trabajado por el Señor, en lo cual él no quería quedarse atrás. Por otro lado también puede interpretarse como la convicción que tenía el apóstol acerca de la realidad de que los pecadores que rechacen a Cristo tendrán que enfrentarse al terrible juicio de condenación.
Pero a la vez debemos admitir que la palabra "temor" usada aquí es la misma que aparece en muchos otros lugares en la Biblia para referirse a la reverencia que se debe tributar al Señor.
Enseñanza práctica
Notemos los siguientes ejemplos en los que se usa la palabra "temor" en referencia a la reverencia que se debe a Dios. Job dice que "el temor del Señor es la sabiduría" (28:28). Moisés escribió al pueblo de Israel lo siguiente: "¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios?" (Deuteronomio 10:12). El escritor de Proverbios dice que "el principio de la sabiduría es el temor de Jehová" (1:7; 9:10) y, "con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal" (16:6).
Este no es un temor nacido de cobardía, ni puede calificarse como miedo. El temor al que se hace referencia aquí es la reverencia que cualquier individuo siente ante lo sagrado. El salmista dijo que "el temor Jehová es puro".
Ya dijimos anteriormente que Pablo reconocía que Dios obra en los cristianos, preparándolos para recibir nuevos cuerpos y para una gloriosa resurrección. Luego el apóstol da a entender que a raíz de su gratitud por lo que Dios estaba haciendo en su vida él se esforzaba en persuadir insistentemente a los hombres para que buscaran al Señor. En él no había ni sombra de miedo porque sabía que era bien conocido delante de Dios y también en la conciencia de los hombres. Él estaba seguro de la clase de mensaje que proclamaba y de la clase de vida que vivía. Sin embargo, nada de eso era utilizado por él m verbalmente ni por escrito para recomendarse a sí mismo. Por el contrario, lo que anhelaba era que los creyentes tuvieran razón para sentirse orgullosos de la clase de ministerio que él desempeñaba. Sólo así estarían capacitados para dar respuesta a los enemigos de Pablo los cuales solamente se interesaban en las cosas exteriores, como la circuncisión, sin importarles que su corazón no fuera recto delante de Dios.
B. El amor de Cristo
Pregunta: ¿En qué forma parecía Pablo estar fuera de sí en algunas ocasiones?
Es probable que él se refiriera aquí a la manera en que arriesgaba su vida por proclamar el mensaje del evangelio. Pero todo lo hacía en la voluntad de Dios, impulsado por el poder del Espíritu Santo. En cuanto a la gente, Palo estaba en su juicio cabal, con una honda preocupación por ellos y anhelando que todos recibieran las mejores bendiciones que Dios les ofrecía.
Pregunta: ¿Qué cosa lo mantenía bajo control o en equilibrio, y a la vez lo impulsaba a seguir adelante?
El amor de Cristo era la gran fuerza motivadora de su vida y ministerio. No se trataba solamente de su amor hacia Cristo, sino del mismo amor del Señor, el amor que Cristo manifestó en el Calvario, el amor que nos impartió y sigue impartiendo, el amor que es el fruto principal del Espíritu Santo.
Pregunta: ¿A qué conclusión se llega en la Palabra de Dios en cuanto al hecho de que Cristo murió por todos?
El apóstol escribe aquí que "si uno murió por todos, luego todos murieron" (versículo 14). Es decir, de una manera u otra todos estamos involucrados en la muerte de Cristo. La Biblia declara enfáticamente que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:28). También asegura que los dos pueden ocasionar la muerte Romanos 1:82). Por otra parte se señala en las Escrituras que el ser carnal o tener una mente carnal es en sí la muerte espiritual porque la mente carnal es enemistad con Dios (Romanos 8:6, 7). También leemos que el que no ama a su hermano está muerto (1 Juan 3:14). De manera que el pecador se encuentra en un estado de muerte. Al llevar nuestros pecados, Cristo se identificó con nuestro estado.
Pero Jesús resucitó triunfante de entre los muertos. Nosotros pasamos de muerte a vida por la fe en el Señor (Juan 5:24). De esta manera todos nosotros participamos en su victoria sobre la muerte y por ello hemos entrado a un nuevo estado de vida.
Pregunta: ¿Qué responsabilidades nos son impuestas como resultado de este nuevo estado de vida?
De aquí en adelante nosotros ya no vivimos para nosotros mismos. Por el contrario, debemos vivir consagrados a la causa de Aquel que murió en nuestro lugar y resucitó victorioso de entre los muertos.
III. Embajadores de reconciliación (2 Corintios 5:16-21)
A. Una creación nueva
Por cuanto ahora estamos viviendo en un nuevo estado de vida, Pablo no fundamenta sus relaciones personales ni su manera de pensar en cosas externas. Es decir que él ya no juzgaba a los demás desde un punto de vista meramente humano o según las normas del mundo. Hubo un tiempo en que aun a Cristo juzgaba de esa manera, pero desde el momento en que encontró la nueva vida en Cristo todo en él cambió, hasta su manera de pensar.
Pregunta: ¿Cuál es el propósito de Dios en reconciliarnos consigo mismo?
Todos los que están en Cristo son una nueva creación, ya que a todo su ser le ha sido comunicada la vida de Cristo Jesús. Las cosas viejas, las costumbres y modales de la antigua manera de vivir han pasado, han llegado a su final. Todas las cosas han sido hechas nuevas porque ahora nuestra vida se encuentra en perfecta comunión con Dios. Todo esto puede ser realizado solamente porque Dios ha hecho desaparecer todas barreras que había entre el hombre y Él. De esa manera Dios nos reconcilió consigo mismo por medio del Señor Jesucristo.
B. El ministerio de la reconciliación
Pregunta: ¿Cuál es el propósito de Dios al reconciliarnos con Él?
Él nos ha encomendado el ministerio de la reconciliación. Es decir, el Señor nos ha responsabilizado para que vayamos a todo ser humano y le llevemos las buenas nuevas de reconciliación. El mensaje del evangelio declara a los hombres que Dios está reconciliando a los que crean en Él por medio de Jesús, a fin de tener comunión con ellos. Los beneficios que hemos recibido de Dios no los podemos guardar egoístamente sólo para nosotros, sino que tenemos que compartirlos con otros.
Pregunta: ¿En qué sentido Dios no toma "en cuenta a los hombres sus pecados"?
Por cuanto Cristo pagó el precio para rescatarnos de nuestros pecados, estos ya no son una barrera entre nosotros y nuestro Dios. Tomemos en cuenta que nuestra función como embajadores de la reconciliación no consiste en suplicarle a Dios que se reconcilie con el hombre. Esto ya está hecho. Más bien, como embajadores de Cristo nuestra misión consiste en exhortar e implorar a los hombres para que se reconcilien con Dios. "Al que no conoció pecado, por nosotros (Dios) lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos lechos justicia de Dios en él" (versículo 21). Cristo llevó en sí mismo nuestros pecados cuando dio su vida para salvarnos en la cruz del Calvario. Ahora nosotros, por medio de su sacrificio hemos llegado a recibir su perfecta justicia. De manera que podemos decir que así como Cristo se identificó con nosotros al morir en nuestro lugar, nosotros podemos también identificarnos con Él en su justicia, la cual resplandece mucho más ahora que Él ha sido resucitado de entre los muertos.
Pregunta: ¿Por qué a muchos les resulta difícil responder al llamado del evangelio?
Las únicas paredes que separan al hombre de Dios son las que el pecador ha edificado. Sin embargo, Dios quiere usarnos para ir al mundo con este mensaje de reconciliación. El Espíritu Santo hace uso de la Palabra de Dios para derribar las barreras de separación.
Enseñanza práctica Constantemente nos damos cuenta de la ineficacia de los hombres por reconciliar a las familias, los grupos y las naciones. A veces hasta es necesario poner fuerzas neutrales para vigilar ambos lados y evitar más confrontaciones, pero casi siempre las fuerzas de "paz' lo son solamente de nombre.
Pablo nos da un cuadro claro del ministerio de reconciliación. "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo." Sólo Dios puede realizar esta reconciliación. Pero no debemos olvidar que uno de los propósitos de Dios al reconciliamos con Él es que nosotros sirvamos como embajadores para negociar, aconsejar y medrar para .que otros también puedan ser reconciliados con el Señor. El elemento de pago, rescate y negociación para la reconciliación es el sacrificio de Cristo en la cruz. ¡Qué privilegio Dios nos da al designamos como sus embajadores de reconciliación para atraer a los humanos hacia Él por medio de Cristo!

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