viernes, 24 de octubre de 2008

CINCO PRINCIPIOS QUE TE MANTENDRAN CON EXITO

Cinco principios que te mantendrán con éxito

Recuerda dónde estabas, de dónde te sacó Dios. Todo el que está metido en pruebas, no abandone los caminos de Dios, porque al final de éste, lo está esperando todo el bien que Dios le quiere dar, cuando el carácter haya sido formado.
Mateo 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Primer principio: Hacer su voluntadNo hacer uso de la Palabra para hacer mi voluntad, sino que Dios haga uso de mí para hacer la suya. Mucha gente cuando ve los ministerios grandes, quiere eso, la bendición, en lugar de querer hacer la voluntad de Dios. Hemos llegado aquí por negarnos a nuestros propios sueños y tener los de Dios. Hoy son líderes porque un día su servidor no decidió hacer su voluntad, sino la del Padre: hacer discípulos. La unción está repartida por todos lados, está delegada. Al hacer su voluntad, vino el crecimiento y los discípulos. Si como líder quieres hacer tu voluntad y únicamente satisfacer tu necesidad de predicar, en lugar de satisfacer el sueño de Dios, con razón tu grupo no crece. Dios no da crecimiento a cualquiera, sino a cierto tipo de personas. Debes de menguar y morir a muchas cosas tuyas, a tus propios conceptos, a tu propia voluntad. Si lo que quieres es que la gente necesitada sea satisfecha, si quieres verla crecer, tu grupo va a crecer. Haz la voluntad del que te envió, del Padre. Negarse uno a la suya para hacer la de El es un éxito rotundo. El Señor me dijo: “Las ovejas están dispersas, sin pastor, pastorea”. Yo quería ser evangelista, pero el Señor me mostró otra cosa. Yo me metí al modelo por pura obediencia, no por ser estratégico.
Algunos se visten de ovejas en las iglesias, pero por dentro son lobos rapaces. Un lobo es alguien que se come a otros, no alguien que los cuida. Por sus frutos los conoceréis. Muchos ministerios creen que pueden serlo sin cuidar a nadie. La voluntad de Dios es que hagamos discípulos. Hay mucha gente que quiere hacer milagros, pero no quieren cuidar a nadie. Los falsos profetas están entre las ovejas. Hay quienes quieren tener el don de hablar, predicar, pero luego se olvidan de cuidarlas, discipularlas. Haz la voluntad del Padre. Jesús vio a la gente y tuvo misericordia. Dijo: “Están como ovejas sin pastor. Ustedes deben pastorearlas”.
Les voy a contar una experiencia sobrenatural. Yo estaba metido buscando la presencia de Dios y tuve un sueño. Ahí fui llevado a una casita color blanco y había ángeles adentro. Cuando entré, vi que el piso era de madera, era una casa vieja. Y uno de los seres angelicales me dijo: “¿Está bien esto para tu iglesia?” Yo le dije: “Esto no me gustaría para mi iglesia, está muy pequeño y viejo”. Así le contesté. Cerca de un lugar donde yo trabajé, había una casita como la de mi sueño. Empecé a caminar, y había un camino corto por el cual seguir, pero no pude pasar, así que me fui a dar toda la vuelta. Cuando llegué, esa era la misma casa de mi sueño. El Señor me dijo: “El camino de tu ministerio será largo, porque estoy casando de la gente que no tiene fruto”. Entendí que pasaría años poniendo cimientos en mi vida para poder tener lo que Dios me iba a dar. Pero mucha gente cree que como los dones son instantáneos, no dan fruto, les falta carácter, paz, templanza, mansedumbre. El fruto del espíritu no es dejar de beber o fumar. El poder de Dios no produce el fruto, sino la obediencia, hacer su voluntad.
Tú estás en tu grupo para amar, aunque nadie te ame. El fruto del espíritu no es ser amado, sino amar. Según el nivel en el liderazgo, así es el ataque que recibes. Dios te va a exigir madurez a todo nivel. A veces subes el nivel, pero dejaste tirado el carácter.
Segundo: Buscad primeramente el reino y su justicia y todas las cosas serán añadidas.Cuando llegaste a Cristo, lo hiciste buscando algo: prosperidad, restauración, sanidad, etc. Todo esto te lo dio alguien. Hay que operar bajo los principios del reino de los cielos que este mundo no entiende, pero funcionan. Recibimos ataques por estos principios, porque hay valores. Tú escogiste vivir de acuerdo al reino donde Jesús es tu Rey, no sólo tu Salvador, y no el de los hombres. Cuando lo recibes para perdón de pecados, El es tu Salvador; pero cuando le obedeces en todo, es tu Señor. No hay cosa que se pueda comparar a vivir en obediencia.
Tercera: Ama a Dios sobre todas las cosasA los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien.
Jesús decía: “Todo lo que tiene el Padre es mío”. Busca a Jesús de todo corazón y las cosas te serán añadidas. Aprende a vivir por la añadidura que Dios da. Dice la Biblia en Filipenses, que cuando Pablo estaba preso, aunque estaba en esa situación, decía que no se avergonzaran de él ni del evangelio, porque había quienes predicaban por envidia. Dios es un Dios de recompensas. La gente ve la añadidura que nos ha dado a algunos y por eso quieren predicar también. Pero Dios mira los corazones, sabe a quién da y a quién no. El no es un Dios de igualdad. A uno le dio diez talentos, a otro cinco y a otro uno. Dios es real, mira y recompensa. Cuando predicas no buscando la añadidura, Dios te va a prosperar. Tarde o temprano Dios recompensa a quien hace bien las cosas. Si haces bien las cosas, te conviertes en ese hombre de los cinco talentos y produces otros cinco. Normalmente, el frustrado le hecha la culpa a Dios, pero El lo había bendecido. Hoy critican a los que producen, no a los que no. Dios nos va a usar como una iglesia bendecida.
Nunca escuchas difamación para todos los que no lo logran. Tenemos que hacer las cosas bien hechas en el reino de los cielos, no importando lo que digan.
Deuteronomio 8:11-18 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres, se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua del roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su paco que juró a tus padres, como en este día.
Cuarto: No olvidarte que fue DiosEl día que nos olvidemos que ha sido El, estamos en serios problemas. Una de las señales de que te olvidas que El es Dios, es que dejaste de cumplir sus mandamientos, dejaste de buscar su reino y empezaste a establecer el tuyo. El problema no son las cosas, ni el oro, la plata, no es todo lo que tengas en mente, sino si el corazón se enorgullece. Pero si tu corazón logra soportar eso, El te da eso y más. Tienes que aprender a ver como Dios ve. El dijo que te cuides. Si tú tienes un hijo obediente y tú tuvieras de todo, ¿qué no le darías? Si nosotros siendo malos, no seríamos capaces de negárselo, ¿cuánto más Dios?
Recuerda dónde estabas, de dónde te sacó Dios. Todo el que está metido en pruebas, no abandone los caminos de Dios, porque al final de éste, lo está esperando todo el bien que Dios le quiere dar, cuando el carácter haya sido formado. Hay quienes murieron en el desierto, y ni vivieron bien ahí ni entraron a la tierra prometida. La gente cree que sólo el desierto hay que aguantar, pero hay que seguir hasta el final.
Dios da las riquezas, hazlas, a no ser que creas que es por tus fuerzas. No te olvides, acuérdate que fue Dios el que te las dio. Hay dos peligros: cuando ya las hiciste, puedes decir: “fueron mis fuerzas”; pero si no las haces, es porque estás creyendo que es con tus fuerzas, entonces estás igual que el otro, lo único que nunca las llegas a ver. Al que ya las hizo no se le tiene que olvidar que fue Dios, pero el que no las ha hecho tiene que pensar que es Dios el que las da, no es por sus propias fuerzas. Si crees en un pacto que El juró y por eso te da el poder para hacerlas, eso es otra cosa.
Tiene que haber un pensamiento creativo en alguien para poder hacerlas. Cuando estaba yo enseñando a pastores del poder de lo pequeño a lo grande, les pedí que sacaran un billete. Les dije: “Adentro de éste hay varios iguales, pero los tienen que sacar”. A los siete días, uno de ellos mandó doscientos quetzales. Yo pensé “bueno, sacó uno más”, pero era el diezmo. Y me dijo: “falta, porque tengo cuentas por cobrar”. Si para Dios la riqueza no es importante, ¿por qué lo jura en un pacto y lo confirma? Hay que averiguar para qué son.
Mateo 7:12 Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Quinto: Hagan a los demás lo que quieren que les hagan a ustedesEsta es una de las enseñanzas más importantes de toda la Biblia. Si usted quiere leer toda la ley, y no todos los profetas, se la puede ahorrar. Todo está resumido en esto: “pedid y se os dará; buscad y hallaréis; tocad a la puerta y se os abrirá”.
Si quieres recibir, da; quieres perdón, perdona; quieres misericordia, tenla. Todo el pasaje habla de las cosas que podemos pedirle a Dios como nuestro padre. Al final, lo resume con que tenemos un Padre bueno, que le pidamos y nos dará; que lo busquemos y lo encontraremos. Jesús vino a simplificar las enseñanzas que los profetas dieron. No se dejen engañar por doctrinas que vienen y van. Lo que quieras tener, dalo; lo que quieras que te hagan, hazlo. Ese es el resumen. A mí me duele que hay gente que no crea que a Dios se le puede pedir como un buen Padre. Hablan de paternidad y no tienen padre.
Hacer a los demás, lo que quiero que me hagan. No olvidarme que es Dios. Ser agradecido con Dios. Sabemos que es Dios. Tú estás aquí porque Dios te trajo; esta construcción está, porque Dios la hizo; la gente sana por el poder del Señor Jesús. Es la gracia y el favor de Dios. Fue El quien tocó tu corazón.

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BENDECIDO PARA DAR FRUTOS

Bendecido para dar fruto
Tienes el deber de devolver a tus labradores lo que han sembrado en ti. En todo lo que haces, debes de ser productivo; cada uno es responsable delante de Dios por lo que se le ha dado.
Estuve enseñando acerca de la parábola de los talentos, y hoy retomaremos este tema. El Señor repartió los talentos según la capacidad de cada uno. En total dio ocho talentos o monedas; aquí está hablando de dinero, de economía. Se puede aplicar a otro tipo de talentos, pero si no pasa por lo del dinero, no pasa por ninguno. Repartió cinco, dos y uno. No repartió igual; al primero le dio el 62.5%; al segundo, 25%, y al último, el 12.5%. Tenemos que saber qué hacer con lo que nos repartió a nosotros. No protestemos por lo que no tenemos; nos van a pedir cuentas por lo que tenemos, no por lo que le dieron a los demás. Si sigues amarrado a lo que no tienes, vas a perder lo que tienes. Nos repartieron según la capacidad de cada uno, pero en la producción, las cosas empezaron a cambiar. Ten cuidado con no crecer, esa es la primera señal de que vas a decrecer. No ganar un cliente más en tu empresa es la señal de que vas a perder los que ya tienes; no hacer algo por ganar un poco más es la señal que perderás lo que estás ganando.

Cambió el porcentaje de distribución. Si te das cuenta, los dos primeros crecieron, y el último decreció. Que nos repartan a todos no significa que todos vamos a producir bien. El pidió cuentas y decidió quitarle al que tenía uno y se lo dio al que produjo diez. Estoy hablando de la productividad que debemos tener en nuestra vida hasta que el Señor nos recoja, no de generosidad, ni de obra social. El primero obtiene el 73.3%; pasó del 62.5% con su propia producción y luego subió 4.2 puntos en porcentaje por lo que le dieron, que era del que no produjo nada. Date cuenta que eso es más que el 4%; creció más por la negligencia de otro que por su misma diligencia, y así es en la vida. Un restaurante se llena por lo bien que cocinan ahí, y por lo mal que lo hacen en el de enfrente. A veces, el aumento te lo van a dar porque trabajaste tan bien que ya no necesitan al que trabaja mal. Dice que así es el Reino de los cielos, no el gobierno de algún país.

Las cosas se ponen difíciles cuando uno es un haragán. Dios no bendice a negligentes, ni vagos, no les mantiene las promesas. El primero pasó a 73.3%; el segundo a 26.7%, y el tercero a 0%. ¿De cuáles vamos a ser nosotros? ¿De los que pasan a más o de los que pasan a menos? Yo debo ser responsable por lo que me han dado y producir más.

Hebreos 6:7
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios.

La lluvia la da Dios. El hace salir el sol sobre justos e injustos. Todos tenemos el deber de dar frutos a aquel y aquellos que han labrado nuestra vida para que seamos fructíferos. Apliquémoslo a la vida cotidiana. La empresa te manda a un curso, tienes el deber de dar fruto provechoso a aquellos que han labrado tu vida, que te enseñaron, que fueron mentores tuyos. Tenemos el deber de devolverles a los labradores de aquello que han labrado en nosotros. Dios les dio, produjeron y El los bendijo. Te voy a dar un ejemplo, que hará que explote tu corazón y proféticamente verás lo que Guatemala puede llegar a ser un día. Si la parábola se aplica a la creación, entonces Dios repartió a las naciones según su capacidad. Esto me dice que Dios les repartió a ciertas personas un desierto, una pequeña isla llamada Japón, que tiene que importar el agua pura para beber, donde no tienen nada para cosechar y, sin embargo, son una potencia mundial. ¿Qué no podemos hacer nosotros con la tierra que tenemos? Guatemala tiene un clima increíble, con muchos recursos. Pero a mí me dice la Biblia que al que mucho le ha dado, mucho le es demandado. Mientras seamos guatemaltecos, Dios nos va a demandar por lo mucho que nos ha dado.

El nos dio según la capacidad y si Dios nos dio mucho, es porque la tenemos. Dios tiene planes muy importantes para Guatemala, El piensa que somos muy capaces. Tenemos de las mejores tierras del mundo, quiere decir que esta tierra está bendita. Voy a pensar en grande, porque en grande nos bendijo Dios. Tenemos ríos, montañas, océanos, ¿qué más podemos pedir? Israel tiene un desierto y dice ser el pueblo escogido por Dios, pero anda en búsqueda de la tierra prometida donde fluye leche y miel. Nosotros tenemos una tierra bendita. Aquí se dio el cacao, por ejemplo.

Nosotros tenemos una capacidad dada por Dios; si me baso en la parábola de los talentos, tenemos mucha capacidad. Ese talento dice quién es más capaz, o sea que nosotros somos más capaces porque nos dieron más. El reparte según la capacidad. Guatemala es más capaz porque le dieron más talentos. Llegará el día que la riqueza va a explotar en este país. Tenemos que estar conscientes que si nos dieron tanto, no debemos limitar nuestros pensamientos, debemos pensar en grande. El problema no son las personas que piensan en grande, sino las que siempre piensan en pequeño. Hicieron carreteras pequeñas porque nunca pensaron que tú y yo llegáramos a tener carro. El problema es que siempre se piensa en pequeño, pero cuando Dios hizo Guatemala, pensó en grande. Así que sus pensamientos tienen que ser nuestros pensamientos. El pensó: “Les voy a dar todos estos talentos”. ¿Cómo puede existir Las Vegas en un desierto, y Orlando en un pantano? Estoy seguro que cuando se pensó en hacer una universidad, una carretera u otro proyecto, alguien dijo: “¿Por qué no lo hacemos más grande?” Pero, seguramente, que en esa junta hubo alguien que dijo que para qué tanto.

Todos somos víctimas de las decisiones que alguien tomó un día en pequeño. Pero Dios pensó en nosotros en grande y nos dio la mayor parte de los talentos. Es tierra bendita por Dios. Hay mucha gente del interior que pensamos que está peor que nosotros, pero ellos tienen más tierra, poseen su propia prosperidad y anhelos por cumplir. No quieren perder su cultura y no tenemos por qué quitársela. Es irónica la vida; la gente se viene de un pueblo porque quiere venir a estudiar a la ciudad; sin embargo, cuando ya está listo, quiere regresar ahí.

8 Pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida y su fin es el ser quemada.

Tenemos que comprender que o somos productivos o somos productivos. Toda empresa, iglesia, grupo en casa, hospital, escuela debe ser productiva, dar fruto. Somos responsables de eso delante de Dios. Yo le decía a uno de los candidatos a la presidencia que el problema que tienen es que creen que deben dar cuentas a la gente, pero deben dárselas a Dios. Si todos despertáramos en la conciencia que es a Dios al que le vamos a dar cuentas, seríamos una nación muy productiva. Vamos a darle cuentas a El.

9-10 Pero en cuanto a vosotros, oh, amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

Esa tierra que eres tú, que ha sido regada por Dios y labrada por nosotros tiene el deber de dar fruto en servir a los santos, porque aquel que no sirve a los santos es la tierra que está produciendo abrojos y está a punto de ser maldecida y quemada. Pero a ustedes que sí sirven, les tengo preparadas cosas mejores. Van a ser próximamente bendecidos, porque si bien es cierto que la tierra que da espinos y abrojos está a punto de ser maldecida, la buena tierra está próximamente a ser más bendecida.

Marcos 11:12
Al día siguiente, cuando salieron de Bethania, tuvo hambre y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo. Pero cuando llegó a ella, nada halló sino sólo hojas, pues no era tiempo de higos.

Las higueras dan fruto dos veces al año, pero cuando va a llegar el verano, saca sus hojas y anuncia los higos grandes y comestibles. Si tenía hojas, tenía que tener higos, pero no era tiempo de higos; entonces, por qué tenía hojas. Estaba engañando al Señor. Y así hay gente que sólo hojas es, no tiene fruto. Si no era tiempo de dar higos, ¿por qué tenía hojas? Me refiero a que hay mucha gente que tiene hojas, pero no da frutos. Ponen el radio con música cristiana, pero a la hora de dar fruto, no hay. Pura palabrería, jerga evangélica. Ahora no somos hermanos, sino “brothers”. Menos “gloria a Dios, aleluya” y más trabajo bien hecho. No hay gobierno que pueda hacer algo con la actitud de esa gente que hace las cosas mal, que llega tarde. Menos coritos en el trabajo y más trabajo. Dice: “Voy a orar por los alimentos”, y lleva tres meses de no pagarlos; está en su casa cantando “Enciende una luz”, pero no hay, porque no la pagó. Ya basta de eso.

Los cristianos somos personas de calidad, de responsabilidad moral, eso es ser luz.

14 Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.

20 Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces.

La enseñanza era para los discípulos; ellos cuando la vieron, dijeron: “Mira, Señor, se ha secado la higuera que maldijiste”. Entonces, él también puede maldecir. Pregunto, ¿cuál fue la maldición para la higuera? ¿Le dijo que no produjera? No. ¿Que se secara? No. Lo que le dijo fue: “Jamás nadie coma de ti”. La maldición fue esa. Pero eso no es considerado una maldición para algunos. Porque para algunos de ustedes, el tener menos trabajo es una bendición. Para algunos que les saquen el jugo los demás es una maldición. La higuera escuchó y se secó. ¿Qué la secó? Las palabras de Jesús. Cuando El le dijo: “Jamás alguien coma de ti”, la higuera se entristeció. El deseo no cumplido seca los huesos. Cuando a esa higuera Jesús le dijo que nadie más comiera de ella, se puso triste y dijo: “Entonces, para qué nací, nadie va a comer mis higos”. Al día siguiente, la tristeza de saber que nadie se iba aprovechar de ella, la secó.

Dijo que nadie más volviera a comer de ella, sólo con eso, se secó. Es como que a mí me dijeran que nadie más se edifique de mí, me pasaría lo mismo. Los que dan frutos serán bendecidos. Cuando el Señor se acerca a ti, busca fruto. La Biblia dice: “Fructificad y multiplicaos”. Cuando fructificas como padre de familia, tu esposa e hijos pueden arrancar algún fruto de ti, como templanza, paciencia, mansedumbre, benignidad. Nunca te canses del fruto que la gente saque de ti, porque no es para ti, sino para que alguien más tome de ti. Alguien me llamó esta semana que quería juntarse conmigo, porque quería de esa paz que ve en mí. Las personas se viven quejando que se aprovechan de ellas en el trabajo, eso no es una maldición. La maldición sería que nadie te contrate. La maldición no consiste en no ganar, sino que nadie más va a recibir algo departe tuya. Si tú eres de las personas que han dejado de darle algo a alguien, estás próximo a ser maldito. Que en tu empresa sepan que eres de los que da, no de los que anda pidiendo todo el tiempo. Somos ofertantes más que consumidores. Esta higuera no dio fruto, pero tú debes darlo, no puedes ser una persona que venga, reciba la Palabra y se quede igual. ¿A qué hora me puedo acercar a su higuera y sacar de ese fruto? Un grupo en casa que está lleno de personas que te llaman para orar por ellos, para ir a hospitales, para desvelarte, es una bendición. Te desvelas y trabajas mucho porque eres una higuera con frutos.

Trabajas en la mañana, en la tarde, sales al discipulado; sé que es duro, que te desvelas, que lo haces así, eres una buena higuera. Peor fuera que no lo hicieras. Por ejemplo, que alguien te diga que nunca más te comprará en tu empresa. Te mueres, pero porque no te van a comprar y no porque no los vas a servir. Debemos fomentar en nuestra empresa que estamos para servir al cliente. La tontera más grande que he visto en los comerciales es que dicen: “Este producto causa serios daños a la salud”. Entonces, ¿por qué lo venden? ¿Por qué lo producen? Sé responsable y cierra eso. Si tienes ese tipo de producto en tu empresa, quítalo, no le pongas el rótulo. ¿Qué clase de higuera somos? Eres una higuera en esta iglesia, en el Reino de los cielos, te gusta escuchar Palabra, unción, eso es bueno, pero necesito entrenarte para que des y no sólo recibas. Que seas la higuera de otras personas, de tu familia, de tus compañeros de trabajo, de alguien más; que puedan acercarse y arrancar del fruto que llevas. Hay gente en los ministerios que se han quedado con su Palabra solos, porque cuando fue el tiempo que Jesús dijo: “Produce”, no produjeron. Y ya El les ha dicho a muchos, que nadie comerá de su fruto.

Somos una iglesia de discípulos, no de aficionados; de esos están llenos los estadios. Una higuera está en un lugar para producir frutos, ¡hagámoslo!

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EL EFECTO DE LA PRODUCTIVIDAD

El efecto de la productividad
Debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, y no vivir deseando las que otros tienen. Ser productivos en lo poco, y el Señor nos dará aún más.




Eclesiastés 9:10

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.



Debes adquirir conocimiento y sabiduría para hacer tu trabajo con tus fuerzas. La gente dice: “¿Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios?”. Pero lo que venga a tu mano, hazlo; lo que mejor puedas hacer, hazlo. Goza el trabajo que haces. A veces no tienes una palabra angelical que te diga qué hacer, pero debes hacer lo que a tu mano viene, y hacerlo bien, para el Señor. Debes tomar las decisiones según la inteligencia y sabiduría que Dios te ha dado. No siempre necesitamos que Dios nos hable, sino usar lo que El ya nos ha dado. Pensar según lo que Dios ya ha puesto en nosotros.



Verso 11

Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.



Salomón está diciendo que no es de los ligeros la carrera, no es de los elocuentes el favor; no todos tienen el mismo talento, el mismo llamado. Se trata de oportunidad, ocasión.



Tal vez no seas ligero, ni elocuente, ni fuerte, ni sabio; quizás no tengas la oportunidad que otros tienen, pero seguramente, tienes la tuya.



La gente se vive quejando por lo que no tiene; por la oportunidad que no han tenido, en vez de aprovechar la que sí tiene. Igualdad de oportunidades no hay. Hay quienes dicen: “Es que si yo hubiera tenido la oportunidad de aquel”, pero no la tuviste. En vez de estar viendo eso, enfócate en la oportunidad que sí tienes. ¿Cuántos reconocen que han desperdiciado en su vida más de alguna oportunidad? Tú mismo has tenido la tuyas. Decir que todos tendrán las mismas, eso no es posible. Desde el principio, Dios no fue igual con Abel y Caín. Con Abel fue distinto, porque él fue obediente y le agradó. A veces, queremos que nos den iguales oportunidades, pero no queremos igual responsabilidades.



Salomón observó y dijo que había visto que no es de los sabios el pan, de los elocuentes el favor, sino que a todos les llega su oportunidad de un tipo o de otro. Cuando yo estaba en la universidad, en una ocasión, me fui a ver una venta de hot dogs, y empecé a calcular cuánto ganaban con ese negocio. Ese hombre que estaba ahí no dijo: “Yo no tuve la oportunidad de ir a la universidad”, sino que usó lo que tenía. Las oportunidades le llegan a todos, pero cuando estás codiciando las de otros, no ves la tuya, porque tu corazón está tan lleno de envidia que no aprovechas la tuya.



Cuando yo jugaba voleibol, aproveché la oportunidad que me dieron, no me puse a pensar si medía 1.80 o no. Hice lo que podía hacer, lo que tenía la oportunidad en ese momento. Siendo estudiante, tomé la oportunidad de ir al zoológico a predicar, eso era con lo que contaba en ese momento. Cuando me invitaban a predicar, era porque el predicador invitado fallaba, pero aproveché bien la banca. Dije: “Esta es la oportunidad que tengo”. Algunas personas pueden decir: “El mejor jugador de baloncesto mide dos metros, tiene 5% de grasa corporal, es moreno, así quién no juega”. Pero pregúntale cómo era cuando no jugaba en el equipo, cuando no lo aceptaron; pero se preparó, entrenó duro y regresó; entonces, fue aceptado. Quizás, en lugar de estar llorando por las oportunidades que otros tienen, debes pedir perdón por las que tú mismo perdiste y decirle a Dios que no dejarás pasar otra oportunidad.



Debes aprovechar que tienes un trabajo. Hazlo bien hecho para la gloria de nuestro Señor. No es de los fuertes, no es de los elocuentes, es del que toma su oportunidad. Enfócate en tu realidad y vívela para el Señor.



Mateo 25:14-29

Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. Y a uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llenado también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llenando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.



¿Cree que Dios se complace de la gente que lo estudia? Eso sólo lo convierte en un estudiante. ¿Cree que recompensa a los que lo estudian? Por eso es que la gente que sólo lo estudia no conoce el concepto “justicia de Dios”, sólo opina de cómo deben hacerse las cosas, pero no hace nada. Aquí llamó a sus siervos, a sus trabajadores. ¿Cuántos de ustedes le han dicho al Señor: “No te siento”? No es cuestión de sentir, es de saber que El está aunque no lo sintamos. Que esté lejos, no quiere decir que no seamos responsables de lo que nos dio.



Algunos le viven pidiendo al Señor que venga pronto, pero otros quieren que tarde un poco más, porque no están preparados para entregar cuentas. Vive la vida sabiendo que las cuentas se entregan en cualquier momento. El ser humano nace con dos miedos: el de no ser alimentado y no ser cuidado. Pero algunos le tienen miedo a todo. Nosotros no tenemos que combatir los miedos que no tienen nada que ver con nuestro éxito. Por ejemplo, yo le tengo miedo a las alturas, pero ese miedo no determina mi éxito. Fuera otra cosa si yo quisiera ser aviador. ¿Cuál es el miedo que te detiene a ti en tu vida? ¿Dónde lo aprendiste? ¿Cuánto te han detenido tus temores? Este hombre por miedo lo enterró. El Señor le quitó al que tenía uno y dijo que se lo dieran al que tenía diez. Eso es algo que uno no comprende. En el reino de los cielos, le quitan el talento al que lo escondió y se lo dan al que más produjo. Como empresario, no puedes darle a uno diez mil quetzales para que los vaya a perder de nuevo; sino que se los das al más productivo.



El total de bienes que les dio el Señor entre todos fue de 8. Les repartió según su capacidad. Por lo tanto, no todos van a trabajar igual. En tu empresa, debes aprender a reconocer tus capacidades. Al primero le dio el 62.5% de todos los bienes; al segundo, le pasó el 25%, y al tercero, le dio el 12%. La oportunidad no fue la misma en lo que recibieron, pero sí fue igual en cuanto a recibir una oportunidad. Al que le dieron más le van a pedir más. Lo que produjeron no lo produjo Dios, sino que ellos. La producción fue de 100% en el primero y en el segundo, pero el tercero produjo 0%. El total ahora es de 15 talentos.



Ahora el porcentaje de distribución cambió, así: El primero tiene el 66.7%; el segundo tiene el 26.7% y el tercero el 6.66%. Después de la primera oportunidad que le dieron, bajó al 6.66. Que a uno le den la oportunidad, no es garantía de nada. Los tres tuvieron su oportunidad. Después de eso, hay una nueva distribución. En la nueva distribución, le agregaron un talento más, ese no lo produjo, sino que Dios lo premió. Al segundo, no le dieron más, porque no es lo mismo manejar dos que cinco, y al tercero se le quitó lo que tenía. El primero tiene 11, el segundo 4 y el tercero 0. La nueva distribución de porcentaje es: del 62 pasó al 66, y de éste al 73.3% como premio. El segundo está en el 26.7.



El primero produjo con su premio 120%, el segundo 100% y el tercero nada. Y como consecuencia de la falta de trabajo del tercero, no lograron producir el 100% entre todos. Quiere decir, que si uno de nosotros no da lo mejor de sí mismo, esto afecta el resultado global.



Di: “Señor, yo me niego a ser la tercera persona y no voy a pasar al 0%, sino seré dirigente fiel para que tú me premies. Amén”.



Hay una anécdota que se vive a diario en los deportes. A un deportista profesional, que es el mejor en su deporte, no sólo le pagan bien, gana las copas, sino que lo patrocinan. Le dan todo para que juegue, le pagan el hotel, el carro, lo mandan en avión y, además, gana bien. Las mismas marcas patrocinan a otro, pero éste no juega bien y llega el día que los patrocinadores lo llaman y le dicen que han decidido quitarle el patrocinio. Entonces el argumenta: “Al primer lugar, le dan todo y él no lo necesita, mejor dénmelo a mí”. Ellos responden: “Tiene razón, lo necesita más usted, pero él se lo merece”.



Por la parábola de los talentos, comprendo que el Reino de los cielos es así. Toda nuestra vida debe enfocarse en hacer bien las cosas, porque Dios no es un dios que sólo siente. Nosotros a veces sólo sentimos y no pensamos; dejemos de sentir un poco y hagamos algo. ¿Cuántos de ustedes pueden decir que alguna vez en la vida han actuado como ese tercero, que han perdido algo que más de alguna vez tuvieron? Por eso estás aquí hoy para aprender cómo son las cosas. ¿Cuántos han aprendido que cuando les han dado una pequeña oportunidad y la han aprovechado bien, han crecido? Entonces, ya han conocido una ley del Reino, no la violen. Si ya sabes cómo funciona el Reino, entonces ya sabes cómo conducirte en el mismo. Dentro de todas las cosas que Dios te da, tal vez no son las que querías, pero son las que te tienes. Cuando Dios vea que aprovechaste esa oportunidad que a tus ojos era pequeña, te dará más.



Si el que tenía un talento hubiera producido uno, el que cinco, lo hubiera escondido y el que diez, diez, la historia hubiera cambiado. ¿Qué tal si hubiera sido a revés? Yo conozco gente a la que no le han dado una oportunidad, sino que muchas. No dejes que la tuya cambie de manos por no apreciarla. Debemos pedirle a Dios perdón por no aprovechar las oportunidades que nos ha dado. Nos han dado la vida, la salud y, a veces, las desperdiciamos. Debemos cambiar la manera de actuar.



Di: “Señor, perdóname por no aprovechar correctamente la oportunidad que en la vida se me ha dado. Hoy me propongo aprovechar cada una de ellas y todas las que vengan. No querré las que otros tienen, sino que aprovecharé la que yo tengo”.

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METAS O PROPOSITOS

Metas o propósitos
Las metas son transitorias; los propósitos son eternos. Las metas tú te las puedes fijar para unos meses, un año; el tiempo pasa, consigues la meta y ésta ahí se queda.


Les voy a contar una anécdota que leí en un libro motivacional. Está escrito por un hombre, que tiene una fábrica de chocolate en Suiza. Produce muchas variedades de chocolates y postres, patentó un pastel llamado Selva Negra. El escritor de este libro dice que estaba de vacaciones en Alemania y fue a pasar unos días a la región de Bavaria. Si has estado ahí, sabes que ahí está la famosa selva negra. Se llama así porque en ese bosque, la vegetación es tan espesa que no entra el sol. Si caminas por ahí, son troncos negros húmedos y los árboles son tan altos que no dejan pasar los rayos del sol. Estaba preocupado porque había invertido bastante en hacer pasteles que llevaban trufa, y éstos no se vendían, por lo que estaba teniendo muchas pérdidas. El es cristiano y pidiéndole dirección al Señor por los problemas que tenía, vio cómo el sol se colaba por las ramas de los árboles y dijo: “Esa es la respuesta”. Eso le dio la pauta para echarle esencia de cereza al pastel, para que se colara entre el chocolate, como la luz del sol entre las ramas de los árboles. Ahora ese pastel se come por todo el mundo.

Te pongo este ejemplo porque el Señor nos habla muchas veces en el lugar que menos nos esperamos. A este hermano le dio la revelación en un postre. A ti te la puede dar en tu trabajo, vehículo, en tu casa, en tu aposento alto, en donde menos te lo esperes.

Hechos 13:36
Porque a la verdad, David habiendo servido a su propia generación según los propósitos de Dios, durmió, fue reunido con sus padres y vio corrupción.

Yo había leído en varias ocasiones que David había agradado al Señor, que tenía un corazón agradable a El, pero no había entendido el por qué. Así como a aquel hombre, Dios le habla en medio de la selva, el Señor me empezó a hablar a través de esta Escritura.

Después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, David murió y su cuerpo vio corrupción. Quiere decir que se descompuso su cuerpo, como les ha pasado a todos los que han muerto, pero lo importante es que él sirvió a su generación. Di: “Yo voy a servir a mi generación”. Dice que David sirvió conforme al propósito de Dios.

Proverbios 19:21
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, mas el consejo de Jehová permanecerá.

Como estamos empezando un nuevo año, sé que lo estamos haciendo llenos de fe y entusiasmo. Muchos hemos sido enseñados a trazarnos metas cada vez que principia un año. Este año debes tener la meta de vender más que el año pasado; de casarte; de conseguir un ascenso; de aprender a cocinar; de perder peso; hay “n” ejemplos que les puedo poner sobre metas. Pero la Escritura dice que David sirvió a una generación de acuerdo a los propósitos de Dios y no de acuerdo a las metas. Dios no nos crió para tener metas, sino para vivir sus propósitos. Di: “Señor, yo sé que me creaste para vivir de acuerdo a tus propósitos”.

Las metas son transitorias; los propósitos son eternos. Las metas tú te las puedes fijar para unos meses, un año; el tiempo pasa, consigues la meta y ésta ahí se queda. Los grandes deportistas se ponen la meta de romper un récord olímpico, lo rompen, reciben su medalla, pasa el tiempo y en la siguiente olimpiada, viene otro y los supera. Su meta ahí se quedó. Un clavadista ganó nueve medallas de oro consecutivas, han pasado ya varios años y sus metas ahí se quedaron; cuando él muera, se van a quedar aquí. De los ganadores de los premios Nobel, los que sean salvos quizá han dejado aquí sus medallas, su meta se quedó aquí, pero se presentaron frente al Padre con su propósito cumplido y así debemos presentarnos nosotros.

He visto que en las fachadas de algunas casas ponen algunas placas que dicen, por ejemplo: “Aquí vivió el prócer de la independencia de tal fecha a tal fecha”. O sea, tuvo el propósito de libertar a un país. En una isla llamada Mayorca, una vez visité una casa y tenía un letrero que decía: “En esta casa vivió Rubén Darío, de tal fecha a tal fecha, y durante ese tiempo, escribió tales y tales obras”. Llegó a cumplir un propósito. En la misma isla, hay otra casa que dice: “En esta casa vivió Federico Chopan, y en ese tiempo compuso tales y tales polonesas”. Uno piensa que es interesante cómo pueden venir a cumplir un propósito. Si te trazas metas, únicamente existes, pero si tienes propósitos, entonces vives.

Di: “El Señor me creó a su imagen y semejanza para vivir y no para existir”. Si tu vida se centra en metas, sólo vas a existir; pero si se centra en propósitos, vas a vivir. Que bueno es ser recordado y que un día digan de ti: “Aquí vivió, Lucky Mazariegos (por ejemplo), quien evangelizó, llevó a muchas personas al arrepentimiento y a los pies de Cristo”. No va a decir: “Aquí existió”, sino “aquí vivió”, porque vino a cumplir un propósito de Dios. En tu casa, si es que buscáramos eso, debería de decir algo similar. Tuvieron propósitos, no sólo existieron, por eso es que tan pocas casas tienen esas plaquetas. Ahora que empieza un año, quiero exhortarte a que no te traces metas, sino que te dejes guiar por el Señor para descubrir cuáles son los propósitos de Dios en tu vida. Debes hacer una lista, pero no aquí, sino en tu casa, en tu lugar de acción, en tu escritorio, en la mesa donde preparas los alimentos, en el momento en que Dios te hable. No debes de tratar de hacerla en cinco o diez minutos, te puede llevar semanas o quizás meses, que te lleve un tiempo prudencial para saber cuáles son tus propósitos. Yo no le llamaría una lista, sino una declaración, porque en ésta tú aclaras y puedes hacerlo según los propósitos que tengas, cuáles serán los papeles en tu vida. Vas a aclarar cuáles van a ser tus prioridades y, sobre todo, qué vas hacer y qué no. Eso es lo importante, no es sólo pensar qué harás, sino qué vas a dejar de hacer.

Proverbios 4:26
Examina las sendas de tus pies y todos tus caminos sean rectos.

Empieza un año, examina las sendas de tus pies por donde has caminado. Hazte propósitos según la declaración de los propósitos de Dios para tu vida.

Proverbios 17:24
En el rostro del entendido aparece la sabiduría, mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.

Si tú le pides al Señor sabiduría para saber cuáles son los propósitos en tu vida, el Señor te la va a dar. La Escritura dice que pidamos sabiduría de lo alto y se nos dará. Recuerda cuando Salomón fue a adorar al Señor a un monte y le dice el Señor: “Salomón, pídeme lo que quieras, que eso es lo que te voy a dar”. Salomón le dice: “Soy joven y me has puesto como rey de muchos, pero yo te pido que me des un corazón y un entendimiento para poder gobernar”. Y en sueños, el Señor le dice: “Por cuanto no has pedido ni riqueza ni gloria, sino que sabiduría, te digo que no habrá hombre más sabio que tú, que haya habido ni habrá. Además, te voy a dar las cosas que no pediste”. Y todo eso le fue dado a Salomón, pero él pidió sabiduría para saber cuáles son los propósitos de Dios; por eso dice que en el rostro del entendido hermosea la sabiduría.


Te voy a dar cinco consejos para que tú hagas la declaración de los propósitos para este año y el resto de tu vida. Y cada vez que dé inicio un año, no te traces metas, fíjate propósitos.

Primero: Pregúntate cuál es el centro de tu vida

Esa es la pregunta de la adoración. Tu vida puede girar alrededor del trabajo, de la profesión, del negocio, de tu familia, de un club, de una distracción, de un pasatiempo, de viajes o de no hacer nada. Y eso puede ser tu dios. Te quiero contar algo: Yo soy sumamente ocupado, me dedico a la pediatría y hace unos años, me dije: “Yo trabajo mucho, me voy a dar una distracción”. Entonces compré un acuario, pero medía casi dos metros de ancho, por uno de alto y 50 de profundidad. Y no compré peces normales, importé peces amazónicos; éstos necesitan un cuidado especial en cuanto a temperatura y el PH, hay que meterle raíces de árboles, poner tres o cuatro capas de graba y unas luces especiales para que todo crezca. Luego, dije: “Ya logré tener mi acuario de peces amazónicos”; no me bastó y tuve uno de peces africanos, éstos necesitan condiciones totalmente distintas. Lo logré, vengo y me hago de un acuario de peces de agua salada, otra historia. Yo llegaba como a las 9 p.m. y tenía que ir a medirles la temperatura, alcalinidad, etc. Cuando me di cuenta, me había vuelto esclavo de mi pasatiempo y mi vida empezó a girar alrededor de un dios que se llamaba distracción. Pero comprendí que eso me estaba alejando de mi Dios, de mi adoración, así que me deshice de todos mis acuarios. Me quedé con un pequeñito nada más, que ya ni atención le pongo.

Romanos 6:22
Ahora que habéis sido lavados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin, la vida eterna.

¿Cuál es la adoración de tu vida? Es tu Dios, tu Jesús, ese es tu primer propósito. ¿Cómo sé que estoy en comunión con Dios? Porque lo adoro y no vivo preocupado. Si Jesús es el centro de mi vida, yo lo adoro. Si me empiezo a preocupar y a perder la paz, es una señal que está diciendo que lo estás dejando a un lado. Porque el Señor cuida nuestro corazón y nuestros pensamientos.

Segundo: ¿Cuál es el carácter de mi vida?
Esta es la pregunta que se refiere al discipulado. Eso quiere decir qué clase de persona eres. Al Señor no le importa qué haces, sino qué eres, o sea tu carácter. Tú te vas a llevar a la eternidad tu carácter, pero tu profesión la vas a dejar aquí.

II Pedro 1:5
Vosotros también poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud, a la virtud conocimiento, al conocimiento dominio propio, al dominio propio, paciencia a la piedad, afecto fraternal y al afecto fraternal amor.

Eso es lo que debes hacer para forjar tu carácter. ¿Crees que tienes cosas que cambiar de tu carácter? Puedes empezar pidiéndole al Señor los frutos del espíritu. O bien, las bienaventuranzas, tú puedes moldear tu carácter.

Tercero: ¿Cuál será la contribución de mi vida en el servicio de la iglesia?

Aquí tienes que recordar que tienes habilidades, un corazón, experiencia y personalidad. ¿Cuál es el mejor papel en la familia de Cristo? En mi caso, tengo a mi cargo el pastorear la red familiar, quinientos grupos, cinco mil personas. Yo sé que no voy a poder satisfacer las necesidades de todos, tengo que priorizar. Ni Jesús siendo Hijo de Dios satisfizo las necesidades de todos, El priorizó. Pero hay algo que debemos recordar: El murió por ti y por mí; derramó su sangre para que fuéramos salvos y, por lo tanto, tuviéramos vida eterna. Ahí satisfizo las necesidades de todos, pero personalmente no fue preguntando qué necesita cada uno. Sé que tengo dos beneficios por servir al Señor y tú también los tienes.

II Corintios 9:12
Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que los santos necesitan, sino también abunda en muchas acciones de gracias a Dios. Por lo tanto, yo sirvo y sé que suplo las necesidades de los santos y las mías, porque yo también soy santo. Y también genera en mí tener un corazón agradecido y saber darle gracias a Dios.

Si sirves en tu ministerio, sabes que estás supliendo necesidades de santos, y debes tener un corazón agradecido por ello.

Cuarto: ¿Cómo me voy a proyectar a la gente que no cree?
Porque no va ser mi ministerio únicamente en la iglesia, tiene que ser fuera.

Filipenses 1:27
Asegúrate de vivir de una manera que traiga honor a las buenas nuevas del Evangelio, de Cristo.

Tú vas a llevar una vida que dé honra a todo esto. Yo por mi profesión, atiendo muchas emergencias, pero el domingo me gusta pasar el día en la iglesia, aunque muchas veces me tengo que salir para ir a atender alguna. Una vez le dije al pastor: “Me tengo que ir, tengo una emergencia”. El respondió: “Esa es tu misión, así es como te proyectas en aquellos que no creen”; porque cuando alguien no cree, antes de creer en las Escrituras, tiene que creer en nosotros, y nosotros tenemos que ser inspiración para el no creyente. Yo oro por los bebitos y los declaro sanos, y a los padres llenos de fe. He visto muchos milagros, y los padres me dicen: “Gracias a que usted oró, mi hijo sanó”. Hice mi misión de una forma honrosa; tú también lo puedes hacer en donde estés y con quien sea, así te vas a proyectar en tu comunidad.

Quinto: ¿Cómo voy a tener comunión con la grey de Dios?

Porque hay muchas personas que han nacido de nuevo y se congregan en una iglesia, pero no tienen comunión con sus hermanos. Siguen siendo conflictivos, murmuran, quieren que todos les pongan la alfombra para que pasen, no se sujetan, no obedecen, no hacen lo que se les pide, te dicen sí y te das la vuelta y hacen otras cosas. Pregúntate cómo vas a tener comunión con tu familia cristiana. Y cuando hayas revisado esas cinco preguntas, vas a poder hacer los propósitos de Dios en tu vida. Así como David, que dice que sirvió en su generación y murió al haber cumplido los propósitos de Dios, entonces tú dirás: “Bien, ahora ya no debo de tener metas, sino propósitos, porque estos van a ir creciendo conforme pasen los años”. Las metas se van a ir quedando conforme terminen y pasen los años, pero tú siempre debes ir adelante.

Algún día vas a estar en la presencia del Señor, ya sea porque mueras o porque el Señor venga y nos arrebate. Cualquier cosa puede ocurrir, pero el Señor no preguntará si cumpliste metas o no, sino si cumpliste propósitos, si pusiste a Jesús como el centro de tu vida, si dejaste que el carácter de Cristo se formara en ti, si serviste a tu comunidad, si diste tu vida por el servicio y por los enemigos. ¿Qué cuentas daremos?

¿Crees que es importante trazarse propósitos? Alza tus manos y di: “Yo me he trazado metas, pero no ha sido lo correcto; de hoy en adelante, yo me voy a trazar propósitos y cada vez que principie un año, mis propósitos van a ser mayores”.

“Señor, que los propósitos que tú tengas en mi vida, los descubra y los ponga en práctica para que venga la bendición, porque sólo haciendo esto, llegará. Señor, sé tú el centro de mi vida, que no haya nada que distraiga mi adoración de ti, que me aleje de ti, porque de esta forma, estaré buscando el reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura. Que tu carácter sea forjado en mí, que tenga un corazón entendido, que resplandezca en mí la sabiduría, que no tenga mis ojos perdidos en el vacío, que yo sirva a mi congregación, a mis pastores, a mis hermanos. Señor que mi misión de honrar lo que tú has hecho en mí se refleje en mi vida diaria, esté donde yo esté. Sé que alejado de ti nada voy a poder hacer, pero cerca de ti, se cumplirá la Escritura que dice que en Cristo todo lo puedo. Amén

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