Entregue su problema en las manos de Dios

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)


En la Palabra encontramos que el Señor Jesús nos promete que podemos descansar en El, despojándonos de todos nuestros problemas, trabajos y cargas.
Venid a Mí los trabajados y cargados: muchas personas son víctimas de trabajos de brujería, encostos, espíritus malignos, que le atormentan generando, pesadillas, audición o visión de cosas, miseria, deseos de suicidio, peleas constantes, miedos, graves problemas familiares, rebeldía, etc.
También podemos encontrar cargas como el odio, angustia, complejos, decepciones, rencor, bronca, envidia, pecados, etc. Cuando una persona llega a la presencia de Dios, generalmente, lleva consigo una gran variedad de estos males. Sintiéndose que no tiene mas rumbo su vida. Para que uno pueda ser participe del “descanso” prometido, uno tiene que tomar la actitud de abrir el corazón y todas esas cosas que arrastramos a lo largo de nuestra vida, depositarlo en las manos de Dios. En esa carga también puede encontrarse el sentimiento de culpa “quien soy yo para recibir el perdón de Dios”, de pecados como robo, hurto, homicidio, engaño, mentira, prostitución, en fin. Cada uno sabe en su corazón que es lo que lleva.
Primero tenemos que saber que si estamos acá y ahora es porque Dios nos llamó para que estemos aquí y podamos recibirlo, nosotros a El y El a nosotros. (Dios elige a las personas que están en su presencia, usted no está acá por casualidad, Dios lo escogió)
Imagínese que usted tiene una gran canasta que con un montón de piedras, y que estas tienen nombres grabados. Todas brillan como si fueran piedras preciosas, por tanto todas tienen un valor personal para usted. Las piedras representan su carácter, su personalidad, sus virtudes, sus defectos, en fin todo lo que es usted como persona. Vemos lo que cada piedra tiene un escrito y nos encontramos con distintas cosas tales como, la piedra de la comprensión, la del amor, la de la felicidad, la de la inteligencia, la de experiencia, pero también están las del odio (a aquella persona que hizo un gran mal contra nosotros o un ser querido), la decepción (de alguien que pensamos que iba a tener una actitud y fue todo lo contrario), en fin piedras que se vuelven más pesadas y que en realidad no sirven en nuestra trayectoria de vida.¿Usted guarda los desechos de su cuerpo? ¡¡¡Claro que no!!! Entonces no debería guardar las cosas que su alma desecha. Son justamente esas piedras que usted debe entregárselas en las manos a Dios. Y Dios las recibirá y las sacará de su vida, dándole el descanso prometido. Claro que no es fácil despojarse de los sentimientos añejos, pero es necesario para poder seguir adelante. Y poder estar preparado para recibir las grandes bendiciones que Dios tiene para darnos. No se puede poner agua limpia en un vaso sucio

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